19/2/09

eso de volar

Yo era la última del lado del pasillo, la primera con ventana era una señora que había visto desde la sala de espera, cargaba un "jesucito" con alas y un tocado de flores azules. Todo el vuelo (3 horas) rezó y cada que había turbulencia (unas 10 veces) le subía el volumen. Pienso que ni ellas (porque la que venían en medio también era del clan, la fila era de 3) ni yo nos sentíamos muy cómodas. Yo por su sola presencia (sus miradas eran siempre reprobadoras y me recordaban a las monjas de mi primaria) y ellas por el libro que traía en mis manos, "Perro callejero" de Martín Amis cuya portada es muy linda pero creo no de su agrado: un escote femenino MUY pronunciado acompañado de una gargantilla también MUY brillante y grande. Lo mejor vino cuando dejé el libro para pedirle a la azafata un ron con coca y me dispuse a tomar fotos; las señoritas -porque estoy segura de que lo eran- se empezaron a sofocar ¡no se estaban quietas! Ni hablar, no saldrán en la foto... el que siempre quizo aparecer fue el niñito, con la eterna bendición en la mano.

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