Ese año Woody Allen ganaba un oscar por Annie Hall, Alejo Carpentier recibía el Cervantes y (justo ese día) Elvis daba su último concierto.
Bajo un árbol en medio de tanta luna recibí mi nuevo año.
Espero de él lo mismo que esperé de los otros: la inaprensible sensación de ser pasajera en un tren de alta velocidad (con escalas mínimas).