7/6/09

El alimento de los dioses






La idea era un buffet hindu con tandori naan hasta rodar. El tiempo no lo quiso y terminamos vagando, rabiando de hambre, por el centro de San Diego. A punto de darnos la vuelta y llegar por un sushi express leí "Rama" en una pequeña puerta... definitivamente ya nos tocaba. El acceso es entre penumbras, casi le pedía su mano al host para no cometer una barbaridad contra la pared o cualquier cosa que se me interpusiera. Agua como un susurro al fondo, velas y mantas pendiendo del techo (afuera tanto sol y aroma a hot dog... me sentí dentro de un sueño exótico). La carta llegó vestida de mujer, lo supe por su sonrisa blanca y brillante. Así se sentirán los topos a la luz? Todo era sensación, nada de visión. En 5 minutos pudimos leer; difícil decidir entre 10 variantes de pasta, 5 tipos de curry y muchas especialidades. Al centro de la carta estaba mi favorito "Pad thai", no se diga más... un curry rojo y un pollo caramelizado para redondear dijimos los tres. Al probar todo, nuestros vecinos de mesa (que hablaban "tijuanense") seguro nos escucharon... suspiros y "hummmmm, mmmmm.... que rico! mmmm...que delicia!" no cesaron por 20 minutos. El curry tenía un profundo perfume a yerbalimón, el pollo parecía que había nacido y crecido marinándose en jengibre y del pad... uy el pad, los fideos era tan suavecitos y dulces, cubiertos de cacahuates, que me hicieron pensar en que no podía perderme de probar esto en su tierra natal.
Al salir, rebosantes, vimos a Rama en una sala vacía e iluminada. Todos a sus pies le agradecían, nosotros también.

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