22/11/11

Soledad






Imágenes de la expo (escultórica?) de Ron Mueck...
Hiperrealismo silencioso.

flashback




No sé cuantos años tenía pero lo que si recuerdo era estar en primaria...
en el laboratorio había un gran frasco con formol y un embrión completo dentro; se me puso la piel de gallina al ver sus diminutas uñas, sus pestañas, el pelo que cubría todo su cuerpo.

Volví a sentir lo mismo, tantos años después.

En la foto, una exposición de embriología en el Museo de la Medicina Mexicana y una pieza de Ron Mueck en San Ildefonso.

12/11/11

con luz en la boca

Todo dispuesto



Para que tu vuelvas...
La cama tendida, el libro que hojeabas la última vez, la ropa sigue planchada, el sombrero y la boina ya tienen un poco de polvo pero eso que más da... a nadie le han quedado tus zapatos.
La rasuradora y ese perfume que nunca abriste también te espera sobre la repisa, junto al cortauñas y al peine (que aún tiene algunos de tus cabellos).
Ella se encarga de que nada cambie, guarda tu recuerdo con fuerza. Sigue durmiendo en esa cama donde viste tus últimas horas y justo la noche que la visité soñó contigo... no me extraña, yo te sentí desde que llegué a casa.

En las fotos, las pertenencias de mi padre.

10/11/11

Despedida

There are things that drift away like our endless, numbered days...

2/11/11

Lo que se llevaron




Todo amaneció intacto... "¿por qué no se lo comieron?, dijiste que vendrían anoche y que la comida era para ellos". Así amanecimos hoy, mi respuesta (aún desmarañándome los pelos desvelados): "quizá lo que se llevaron fue el sabor..." increíble pero con eso bastó para dejar al duende pensando.

Día de muertos es una incógnita mayúscula, tanto como la muerte, para cualquiera y más si eres niño (he de suponer). Yo no recuerdo mucho del festejo, como buena norteña, sólo queda en mi memoria las tediosas visitas al cementerio cuando aún hacía calor -porque en mi rancho no hace frío hasta el mero 24 de diciembre a veces- y las flores en ramo abundaban.

Fue hasta los 24 años que me topé de frente con el verdadero sentir de la fiesta de muertos. Vivir en el centro de una ciudad del centro (vaya!) del país le cambia uno hasta la manera de ver la muerte. El olor del cempasúchitl y el copal entrando por la ventana, el espectáculo del color por todas las banquetas: papel picado, calaveras, panes, frutas, velas, flores, figuritas de todo tipo, ollas de barro, etc... y luego la velación, entre unos vinos de frutas (cómo los extraño!) y unos tamales a caminar entre los altares sintiéndose en una verdadera verbena... ¿cuál tristeza?

Si todos los muertos se encuentran en un mismo lugar -descartando todas esa hipótesis religiosas de escalones antes y después de la gloria- yo creo que hoy hay jolgorio... o mínimo resaca pues anoche muchos se chuparon la "esencia" de mezcales, tequilas, atoles, moles y un sin fin de panes en su honor...

Bien por ellos...

Las fotos son del que me enseñó que la noche siempre es larga, un beso Beto.